Los niños y las niñas conviven con la diversidad desde sus primeros años de vida, en especial, cuando comienzan a relacionarse con otros niños y niñas de su edad en el colegio, en un parque, etc. y se dan cuenta de que no todos somos iguales y que quizá alguno de sus compañeros de clase o juegos tiene discapacidad.
Cualquier oportunidad es buena para hablar sobre la discapacidad, ya que no es algo tabú de lo que no se deba hablar ni algo vergonzoso que se deba ocultar. Hablar sobre la discapacidad la normaliza.
¿Qué le pasa a ese niño?
Si vuestro hijo o hija os pregunta ¿qué le pasa a ese niño? tratadlo con naturalidad.
Los niños y las niñas, sobre todo los más pequeños, no tienen prejuicios y hacen este tipo de preguntas porque sienten curiosidad. No tienen intención de ser irrespetuosos.
Podéis decirle que ese niño o niña tiene discapacidad y necesita más ayuda que el resto para hacer algunas cosas como: aprender, andar, hablar, etc.
También podéis explicarles que todas las personas necesitamos ayuda para hacer ciertas cosas que no sabemos hacer o que nos cuestan mucho, pero con apoyo todas las personas podemos conseguir muchas.
¿Qué palabras podemos utilizar?
De forma coloquial es adecuado decir que alguien tiene una discapacidad. Evitad referiros a la persona con discapacidad como discapacitado, porque esa condición no le identifica y a nadie le gusta que le nombren por una etiqueta. Es mejor referirse a la persona por su nombre.
Intentad no utilizar expresiones como “está malito” porque la discapacidad no es una enfermedad, o responder “eso no se pregunta” porque ayudaréis a que vuestros hijos e hijas entiendan que la discapacidad es algo de lo que no se debe hablar.
Podéis hablarles de la diferencia como algo positivo, ya que todas las personas somos diferentes y eso nos hace únicas y especiales.
Animad a vuestros hijos e hijas a que pregunten a la persona que acompaña al niño con discapacidad o a su profesora de clase. Esa conversación puede ser una buena oportunidad para interesarse por las cosas que le gustan al niño o niña con discapacidad: su película preferida, plato o color favorito… Seguro que encontrarán intereses comunes que les unan de forma natural.
Vosotros sois su mejor ejemplo
Los niños aprenden mucho del comportamiento de sus referentes (padre, madre, abuelos, etc.). Por eso, la forma en la que tratamos la discapacidad o hablamos de ella es esencial.
Como sus modelos principales, sois clave para enseñarles que la solidaridad y ayudar a los demás puede ser muy gratificante.
Normalizad la discapacidad realizando pequeños gestos como por ejemplo, acercándoos a saludar y hablar con el familiar, persona de apoyo o cuidador del niño o la niña con discapacidad, fomentando así valores como la tolerancia o el respeto.
Recordad que la solidaridad y el buen trato facilita la vida a las familias con hijos e hijas con discapacidad y hace del mundo un lugar mejor.